La Cámara de Representantes estaba paralizada el miércoles tras la escandalosa destitución de su presidente Kevin McCarthy, en tanto el bloque mayoritario republicano intentaba poner orden en sus filas fraccionadas e iniciar el proceso difícil —y probablemente prolongado— de elegir a un nuevo líder capaz de unirlo.
La cámara se abrió brevemente y volvió a cerrarse, con un presidente interino, Patrick McHenry, que ocupará el puesto durante el futuro previsible y con muy escaso poder. Otros republicanos abandonaron la capital a la espera de los próximos pasos.
La cámara intentará elegir un presidente la semana próxima, lo que no está en absoluto garantizado dada la cantidad de republicanos que se postularán en medio de las divisiones enconadas que detonaron el caos.
El número dos del bloque, Steve Scalise, sería el sucesor natural, pero enfrenta el reto de Jim Jordan, un favorito de la derecha, que anunció rápidamente su intención de postularse. Parecía casi seguro que aparecerían otros candidatos.
Las perspectivas son profundamente inciertas. Muchos dudan de que algún candidato pueda obtener los 218 votos necesarios para ganar, ya que cada uno tiene sus propios partidarios y detractores. La elección de McCarthy en enero requirió 15 arduas rondas de votación, a pesar de que era el postulante consensuado del bloque.
Los legisladores republicanos prevén reunirse el martes por la noche en el Capitolio para una ronda inicial de votos.
“Creo que el circo tiene que suceder a puertas cerradas”, dijo el representante republicano Garret Graves.
Parece inminente una batalla campal por el puesto, a medida que se acerca el nuevo plazo de mediados de noviembre para financiar al gobierno. El trabajo legislativo de la cámara está suspendido mientras el estrado del presidente siga vacante, lo que genera la posibilidad de una parálisis prolongada. AP
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